Termobrasa se fundó en 1970 con el objetivo de fabricar canalones y muebles de cocina metálicos. Sin embargo, la expansión en el sector de la construcción y el auge que provocó por la búsqueda de soluciones para el agua caliente sanitaria (ACS) llevó a la empresa a dirigir su producción a los termos eléctricos. Inicialmente fabricados en chapa de cobre, fueron inmediatamente distinguidos como la Elección Acertada por una prestigiosa revista de protección del consumidor.
Posteriormente, en los años 80, debido a una subida sin precedentes del precio del cobre, se negoció una transferencia de conocimiento con una empresa española que permitió a Termobrasa ser la primera empresa portuguesa en fabricar acumuladores de acero al carbono, presentando así un precio significativamente inferior al de la competencia, situación que le permitió reforzar su competitividad en el mercado nacional.
Sin embargo, las constantes exigencias impuestas por los consumidores llevaron a Termobrasa, a partir del año 2000, a realizar una gran inversión en máquinas y equipos, así como en la formación de sus colaboradores, creando las condiciones para que los termos eléctricos también pasasen a ser fabricados en chapa de acero inoxidable, ofreciendo así al mercado una nueva alternativa.